Una vez, no sé en qué momento ni situación, entró en mí y allí conmigo se quedó para siempre. Intenté mil veces huir de él, pero nunca lo conseguí; solo pude, luchar, mirarles a los ojos y preguntarle, ¿qué quieres de mí?
Hoy, día a día, aun intento entenderlo y he aprendido a vivir con él; él me hace dudar, frena mis impulsos, pero nunca dejo que me paralice, siempre muevo ficha, porque YO HE DECIDIDO VIVIR. Vivo a mi manera cada segundo del día, intento “que sentirlo me haga más fuerte”.
Cada uno lo vive a su manera, puedes VIVIR CON MIEDO o VIVIR EN EL MIEDO. De la primera opción no se salva nadie, pero vivir en el miedo quiere decir que tienes miedo a tus miedos y eso es un gran problema, porque tu vida la van a dirigir ellos
¿y tú? ¿dónde estás? ¡TE HAS PERDIDO!
El miedo es una de las seis emociones básicas que tenemos y aunque pensemos que es negativa, por la sensación desagradable que sentimos, estamos equivocados.
Sentir cualquier emoción siempre es estupendo independiente de la sensación; significa que estás VIVO. Su función y objetivo es la supervivencia, sin él no seriamos capaces de ver el peligro y moriríamos, (no tener miedo es peligroso).
El problema llega cuando no sabemos gestionar ni controlar esa angustia o dolor que nos ocasiona el miedo.
Para mí los miedos llegan a nosotros de la mano de experiencias traumáticas que nos marcan a fuego o producidos por la interiorización de lo que nos produce nuestro exterior (algunos son enseñados directamente y otros indirectamente), provocándonos inseguridades e independencias.
El miedo es muy listo y habita con fuerza en aquellos que ven el vaso medio vacío, en aquellos que no se valoran lo que se merecen y son víctimas de sus vidas.
Quieres un consejo, VIVE CON MIEDO.
La verdad que no puedo decir que haya tenido ninguna experiencia traumática que me hiciera no atreverme hacer algo por culpa del miedo y si las he tenido mi mente ha sido sabia y las ha borrado o guardado en el último piso de mi biblioteca; lo más de lo que puedo hablar fue de mi primer embarazo, prácticamente me acababa de enterar, pero no pudo ser.
Después tenia tanto miedo de quedarme embarazada, como de no quedarme. Miedo de quedarme y pasara lo mismo y miedo de que no llegara el día, pero nunca dejamos de intentarlo y al poquito paso, y una cosa curiosa es que durante el embarazo nunca tuve miedo de que algo fuera mal y es que resulta que la oxitócina que se genera a mares en los embarazos es inhibidora del miedo (se le conoce como la hormona del amor).
Siempre he pensado que tenía que ser así, algo mejor nos esperaba y había que seguir, seguir y seguir hasta conseguir nuestro objetivo (LAIA se llama).
Otra cosa que está claro que me ha dado mucho miedo ha sido el cáncer, pero me ha hecho más fuerte , más segura de mí , no tengo miedo por mí, el miedo es por los demás, para mí no hay peor miedo que “perder algo , alguien …” perderme ver crecer a mis bichos, perder hacerme viejita con mi marido, perderme las navidades en casa de mis padres, perder …, ese es mi talón de Aquiles y la única manera que tengo es luchar cada día , paso el mayor tiempo que puedo con mis hijos, abrazo y acaricio a mi marido , hablo con mis padres todo lo que puedo y cuido a quien necesito cerca todo lo que puedo.
Tiene que ser una constante recordar, que la vida está llena de miedos, pero, que ellos nos hacen decidir, da igual si nos equivocamos.
El miedo te hace avanzar, cuando le plantas cara, podemos verlo como quien nos motiva a ser mejor, para nosotros y para los demás.
Tenemos que enseñar a nuestros hijos que “el miedo es de valientes” y actuar es importante y que superar hoy un poquito es mejor que no superará nada.
¡Recuerda si vives en el miedo, TE PIERDES!
Nos vemos pronto.
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